Fuimos extrañas: Apropiarse de un mundo desconocido

Fuimos extrañas: Apropiarse de un mundo desconocido

Una vida paralela para evadir el dolor de la cotidianidad o de la realidad; la relación entre una abuela y su nieta que gira alrededor de un diario, los libros, las librerías y las narraciones orales; el recuerdo del primer amor y la primera vez que se conoció el dolor; la existencia idílica que nunca pudo vivir una mujer y que la persigue hasta sus últimos días. Esta es una conversación con Diana Socha sobre su novela «Fuimos extrañas».

 

¿Por qué los libros, la escritura y las narraciones orales juegan un rol tan importante en la vida de las dos protagonistas de esta obra?

Los libros, las narraciones orales y la escritura hacen parte de la cotidianidad de Ana y de Gabriela porque son elementos que les permiten confesar sus sentires a través de otros medios. Los libros y sus historias no solo hacen que ellas se identifiquen, sino que es una manera de generar recuerdos que fortalecen su relación. Escuchar a su abuela contar historias y leer parte de su vida en el diario, permite que Gabriela conozca más a su abuela y entienda las decisiones que tomó en su pasado.

¿Por qué escribir un libro tan personal sobre la relación estrecha entre una nieta y su abuela?

Mi abuela Ana Francisca murió cuando yo tenía cinco años. Esto generó una necesidad de extrañar momentos que no pude compartir con ella. Contar su vida a partir de las voces de quienes pudieron disfrutar su forma de ser, me permitió inventar a la abuela que no tuve. Aunque esta historia es ficción y no cuenta realmente cómo fue mi abuela, es la Ana que me imaginé y esta relación con Gabriela, es la relación que quise tener con mi abuela fallecida y la que supongo anhela tener toda nieta.

¿«Fuimos extrañas» es una novela autobiográfica?

Tiene muchos elementos personales, los libros, las historias, las librerías, la duda de escribir y la pasión por los mundos paralelos, pero no cuenta mi vida, no es mi historia. Es una mezcla de personajes de mi vida y de anécdotas de la vida de mi abuela, pero no alcanza a ser autobiográfica.

En tus entrevistas siempre mencionas una obra clave que leíste, te marcó y dio origen a un tema principal de «Fuimos extrañas»: mundos / vidas paralelas ¿cuál es ese libro y por qué fue tan determinante para ti?

«Zig Zag», muchos matarían por ver el futuro otros morirán por ver el pasado. Esta es una historia de José Carlos Somoza publicada en el 2006. Es una historia de 569 páginas y explica la teoría de cuerdas. Habla de la posibilidad de viajar a mundos paralelos y con ella, sentí que era viable contar una historia similar sin tanto argumento científico, permitiéndole a la fantasía entrar. Esto sumado con historias del «Caballo de Troya» de Juan José Benitéz López, «1Q84» de Haruki Murakami y una serie de películas (Efecto Mariposa, Doce Monos, Regreso al futuro, entre otras) que alimentaron la idea de crear un mundo nuevo para Ana, un mundo donde ella se sintiera feliz y pudiera olvidar el dolor que le generaba su mundo real.

La familia, los recuerdos y los diferentes roles de una mujer son temas que atraviesan esta novela, ¿por qué los consideras relevantes y qué otros aspectos crees que hacen parte de la esencia de lo que aquí narras?

La memoria histórica es un tema que me ha acompañado durante la docencia. Contar las historias que nadie más quiere contar, porque son personajes cotidianos, porque no son personajes públicos a los que los medios están acostumbrados a seguir y que gracias a eso conocemos su vida, sus progresos, sus triunfos. Existen personas cercanas que tienen mucho que contar y por las que apuesto para dejar memoria. Las historias de familia, los recuerdos, las decisiones que tomaron las mujeres en determinadas épocas, son historias que considero deben ser narradas y conocidas para diferentes generaciones. Contar la vida de las mujeres es fundamental en esta novela, porque al dejar memoria, podemos reconocernos, podemos valorar y respetar las decisiones, pero también, podemos analizar y vernos reflejadas en esos personajes, gracias a ellas, podemos pensar qué nos podría hacer bien y qué no. Esa es mi intención con la historia de Ana, Gabriela y Estefanía.

Los hombres también han marcado su función en esta historia. ¿Cuál era la intención que tenías con estos personajes?

Cada personaje tiene su historia de vida, fueron marcados por lo que se vivía en la época. Sin duda, mi intención es ver la evolución de cada uno. Aunque existen muchos Josés (como el esposo de Ana) en esta época, cada vez, ese pensamiento machista se está cuestionando y por supuesto, cada vez lo aceptamos menos. También está el joven Thomas, a quien parece no importarle sino su ego, siguen existiendo estos personajes en la vida de las mujeres y cómo actuamos frente a ellos, es lo más importante, ¿les permitimos continuar en nuestra vida, aunque nos duela, o definitivamente los sacamos? Y encontramos un Enrique, un Sebastián y un Santiago, que son el ideal de hombres, los que queremos tener cerca.

La figura masculina será importante para las mujeres siempre, y cómo dejamos que hagan parte de nuestra vida, es una decisión personal que por supuesto respeto, para mí, lo ideal sería que la convivencia con ellos sea plena, tranquila y de constante crecimiento y aprendizaje, intento dejar ese mensaje en «Fuimos Extrañas».

«Fuimos Extrañas» de Diana Socha, un lanzamiento de Calixta Editores

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