Por: Jhon Erick Cabra Hernández – Magíster en Estudios Literarios. U. Nacional
Esquizofrenia es la primera novela publicada por Javier Castellanos, pero no la primera creación ficcional del autor. Digo esto porque es admirable el manejo de la lengua castellana en la construcción narrativa y que denota el tiempo dedicado a su trabajo literario –leer, escribir, corregir, destruir, volver a escribir y de nuevo el ciclo–. Algo que para un lector como el que escribe estos párrafos es importante. Forma y contenido se complementan de manera magistral en el transcurso de la lectura de Esquizofrenia. Este es un rasgo que todo lector le debe exigir a una obra literaria y que, en este caso particular, se cumple a cabalidad
Vale la pena aclarar que quien se acerque a las páginas de Esquizofrenia debe estar muy atento a los cambios en el uso del narrador que hace el autor. Desde un narrador con focalización interna variable y múltiple –difracción entre el narrador protagonista y Yotaspelotas–, hasta el uso de un narrador omnisciente que nos cuenta la historia de JC y su deambular por las frías calles de Bogotá junto a sus amigos, los hermanos Ochavo, Leo Farra, el Mono, Murmullos, el Panda, las Perdices y, por supuesto, su trágica historia de amor con la señorita L.
De la misma manera, resalto el uso de la intertextualidad e intermedialidad que hace el autor. Al respecto las referencias son extensas, pero podemos ejemplificar esto con el uso de ideas y citas de bandas de punk como Eskorbuto, hasta la inclusión de voces como las de José María Vargas Vila, Michael Foucault, Kropotkin, Bakunin, Dostoievski, Bukowski, Franz Kafka, Friedrich Nietzsche, la Biblia, entre muchas otras más. Así pues, si aceptamos que bajo el efecto de la escritura la realidad referencial se transforma de manera semiótica en el texto de ficción, podemos afirmar que en Esquizofrenia el autor es hablado en su discurso literario y permite develar una toma de posición muy marcada: la crítica social, política, histórica y cultural de la Colombia contemporánea.
Conocer las lecturas de un autor es acercarse a la metafísica que subyace en él. Por lo tanto, Esquizofrenia es un texto abierto que permite develar toda una red semiótica articulada en el ejercicio de la escritura ficcional que hace Javier Castellanos. De la misma manera, y esto fue un gran acierto narrativo para quien escribe esta reseña, se puede evidenciar una influencia macedoniana en el desarrollo de la novela. Recordemos que Macedonio Fernández, en su Museo de la novela de la eterna, se propuso escribir la primera novela en la cual el lector sería leído… pues bien, aquí sucede algo similar, el lector tiene un papel crucial en el desarrollo de la trama narrativa. Asimismo, el uso de varios narradores, sus múltiples focalizaciones y los juegos metaficcionales, le otorgan al lector la sensación de leer bajo las páginas de Esquizofrenia una novela doble.
Finalmente, considero que otro de los aciertos del autor es la difuminación de ciertos límites de los llamados géneros narrativos establecidos por la crítica y teoría literaria. En Esquizofrenia el lector encontrará una novela que ejemplifica lo que sería un «ornitorrinco de la prosa». Con esto me refiero a que la obra posee rasgos de novela urbana, novela de ciudad, novela negra, novela policíaca, hard boiled, noir, realismo sucio y realismo literario, pero sin reducirse a uno de ellos. En este orden de ideas, y siguiendo a Roberto González Echevarría en su Mito y archivo: una teoría de la narrativa latinoamericana, una de las características más persistente de los textos que han recibido el nombre de novelas en la época moderna es que siempre han pretendido no ser literatura, no atarse a una poética específica y con ello romper con las ataduras que restringen su campo de acción y, por ende, de creación. Pues bien, considero que esto es lo que precisamente hace Javier Castellanos en Esquizofrenia: liberarse del campo de la novelística colombiana al introducir su propuesta literaria.